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🏰Reabrimos la capilla
Ya puedes disfrutar de nuestra capilla restaurada.
La capilla del Castillo de Almodóvar del Río cerró por obras este verano. El motivo del cierre no ha sido otro que un proyecto que por motivo del fallecimiento de su comitente, el duodécimo Conde de Torralva Rafael Desmaissières y Farina, nunca llegó a concluir.
La capilla del Castillo fue construida en 1917 por el arquitecto Pablo Gutiérrez Moreno, siguiendo un estilo gótico mudéjar inspirado en la capilla del Dulce Nombre de Jesús (sede de la Hermandad de la Quinta Angustia) en la Iglesia sevillana de Santa María Magdalena.
Bajo unas yeserías barrocas estuvieron durante siglos ocultas las bóvedas de la citada capilla de la Quinta Angustia, datadas en el siglo XV y con lacerías del más puro estilo mudéjar, y no fue hasta 1915 cuando se descubrió este tesoro escondido recuperado gracias al minucioso trabajo del citado arquitecto Pablo Gutiérrez Moreno, al que sin duda le sirvió de referente para reproducirla en la capilla del Castillo de Almodóvar. El profesor Diego Angulo, en su trabajo sobre la Arquitectura mudéjar sevillana afirmaba que las bóvedas de lacería representaban uno de los capítulos más gloriosos del arte mudéjar sevillano.
Un siglo después, los herederos del conde de Torralva, han culminado aquel proyecto inconcluso dotando a la capilla de los ornamentos propios para lo que fue concebida, aportándole riqueza y color a los recios muros de sillares de piedra que conforman esta joya neo mudéjar hecha a conciencia con los materiales más nobles.
En primer lugar, el grupo de especialistas a los que se le confirió tan delicada empresa, estudiaron en profundidad el programa ornamental pictórico que se usaba en este tipo de edificios en época medieval. Si bien el principal referente de la bóveda estaba en la capilla de la Quinta Angustia, no era suficiente para completar el conjunto arquitectónico que componía la capilla y donde participaban arcos de medio punto enmarcados en alfiz, cornisas, un presbiterio con ábside gótico y nervaduras. En definitiva, un complejo grupo que precisaba de diferentes fuentes.
El espacio principal era la bóveda y los interiores de las plementerías que fueron pintados con decoración vegetal y geométrica inspirada en la bóveda de la capilla de la Quinta Angustia (Antigua capilla de los Medina y Ayala, mediados del siglo XV) y donde la bicromía blanca y negra predominaría en todo el conjunto semiesférico. La base donde se apoyaba la cúpula la circundaría una leyenda en letra gótica y en el mismo color que el programa ornamental de la bóveda central, ésta filacteria describía la construcción, reforma y comitentes de la capilla.
La arcada que sustentaba la bóveda estaba conformada por ocho arcos de medio punto enmarcados en alfiz y decorados con un ornamento geométrico en zigzag tomado de las ménsulas de una de las torres del citado castillo y policromado en rojo y azul, los mismos colores de la capilla mayor de la parroquia de San Lorenzo de Córdoba. Los arcos estaban custodiados a ambos lados por la heráldica de los linajes de Santillán y Desmaissières.
El intradós de los arcos se decoró con una geometría de engaño inspirada en las bóvedas de la sala capitular de la catedral de Santa María en Burgo de Osma, (Soria) y siguiendo la misma tónica cromática que el alfiz: rojo y azul.
El deambulatorio o corredor exterior se decoró con la misma ornamentación de geometrías que en el alfiz y sobre él, en la moldura que recorre todo el pasillo, se completó la decoración con un cenefa floral inspirada en un escudo de la torre del homenaje del Castillo de Almodóvar y se policromó según unas pinturas murales aparecidas en una casa de la cordobesa calle de Velázquez Bosco.
Toda la planta circular de la capilla estaba entronizada con un altar mayor a modo de ábside semicircular gótico diseccionado en su bóveda por nervaduras que parcelaban las denominadas plementerías y en las que se pintaron los escudos de los linajes más representativos de la Casa de Motilla y Torralva, siguiendo como modelo el altar de la capilla del Castillo de San Marcos en el Puerto de Santa María y como fondo, una imitación de despiece de sillería muy propio de la época y tomado de la capilla del Monasterio de San Isidoro del Campo en Santiponce (Sevilla).
La capilla del castillo de Almodóvar del río es sin duda un exponente de la histórica sinergia cultural entre Córdoba y Sevilla, que abarca desde el sello definitorio para ambas ciudades que supuso Hernán Ruiz II en relación a sus catedrales hasta el citado arquitecto regionalista Gutiérrez Moreno que supo traer algo de Sevilla al corazón de la fortaleza carbulense.
Los continuadores de la obra reconstructiva del Conde de Torralva se decantaron por una intervención reversible y respetuosa con el estilo romántico de la fábrica neo mudéjar, aplicando técnicas de pigmentos al agua en una paleta de color baja de tono y siguiendo en todo momento los bocetos preparatorios que para el caso habían preparado de Nártex Cultural, la empresa elegida para ejecutar la intervención, compuesta por el Licenciado en Bellas Artes, Jesús Morejón Pazos y Pablo Moreno, gestor del patrimonio histórico, con la colaboración de Fernando Benavente.