Lunes a viernes de 11:00 a 14:30 y de 16:00 a 19:00 — Fines de semana y festivos de 11:00 a 19:00
Julio Romero de Torres
Hoy queremos tratar de otro hijo ilustre cordobés, don Julio Romero de Torres.
Nace en 1874 en Córdoba, en una familia de honda formación artística, ya que su padre también fue pintor y director del Museo de Bellas Artes de Córdoba, de forma que su formación comenzó bien pronto, a los diez años, a cargo también de su padre.
Fue partícipe en plena juventud de la vida artística de Córdoba y fue formado en estilos dominantes de su época.
Ya en 1895 participa en un certamen nacional en Madrid, consiguiendo una mención honorífica. Participó también en el mismo certamen en 1899 y 1904, consiguiendo en este último el tercer puesto. Tras esto comenzó la docencia en la Escuela de Bellas Artes de Córdoba.
En 1906 se volvió a presentar al certamen, pero su obra fue rechazada, exponiéndose en una sala especial junto otras obras rechazadas, pero en ese certamen acabó visitando más gente la sala de rechazados que las del propio certamen.
En ese mismo año decide trasladarse a Madrid y viajar por Europa para completar su formación en los grandes museos de Europa, conociendo de cerca los nuevos estilos artísticos.
Ganó su primer gran premio en 1908, en el certamen nacional, por su obra “Musa Gitana”. También obtuvo el primer premio en la Exposición de Barcelona de 1911 y en la internacional de Munich de 1913.
Tras reveses en las exposiciones nacionales de 1912 y 1915 en que sus cuadros fueron rechazados a pesar de la aceptación del público, decidió retirarse de estas exposiciones.
Desde 1916 se convierte en Catedrático en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, y a partir de entonces su obra fue enviada a grandes certámenes internacionales, con gran éxito.
En 1930, por una dolencia hepática, volvió a Córdoba para recuperarse, pero sin dejar de trabajar. Ahí pintó su obra final y más reconocida, “La chiquita piconera”.
Pocos meses después, falleció en su domicilio cordobés, mostrando sus convecinos grandes muestras de duelo.
Su obra se caracteriza por el detallismo de cada elemento del cuadro, la contraposición de la suavidad de la luz de la figura principal frente a la luz extraña del escenario, formando una escena artificiosa pero poética y metafórica. Es muy conocido por esas escenas costumbristas pero solitarias protagonizadas por la mujer cordobesa.
Y es que esta tierra da grandes artistas, que no es este caso el primero que nombramos, ni será el último.
¿Querías más razones para venir a Córdoba?