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Leyendas de Pero Gil
Las guerras entre el rey don Pedro y su hermanastro Enrique, futuro rey Enrique II de Castilla y fundador de la Casa de Trastámara, dieron lugar a muchos hechos curiosos, este es uno de ellos.
La guerra se enconó y no fue desde luego propicia para don Pedro, tanto que la acabó perdiendo. Esto es así porque los nobles apoyaron a su hermanastro, con la excusa de su locura, aunque en realidad a ellos la supuesta locura les daba igual, la razón real era porque Pedro quería instaurar un régimen menos feudal, un régimen donde el rey tuviera un poder autoritario sobre los nobles.
Pedro tuvo que usar de todos los medios a su alcance para desprestigiar a Enrique. Uno de esos medios por supuesto fue recalcar que Enrique era hijo bastardo de Alfonso XI, mientras que él era hijo y heredero legítimo.
Enrique no podía negar que era hijo de una amante del rey, eso era evidente, porque todo el mundo lo sabía, pero ante tal acusación sólo cabía intentar desprestigiar a Pedro con una afrenta aún mayor. Así que se hizo propagar la versión de que Pedro en realidad no era hijo del rey, sino que el rey, tras morir su primer hijo, Fernando, poco después de nacer, y haber tenido supuestamente una hija en segundo lugar, decidió intercambiar a su hija por la hija de un sirviente de la familia de los Condes de San Gil que había nacido el mismo día, y así criarlo como su propio hijo. Pero aún sería peor, porque tal sirviente sería judío, que pocos peores oprobios sociales podía haber en la época.
De esta forma, Enrique decía algo así como “Yo seré bastardo, pero es que Pedro no es ni hijo del rey y encima es de los que mataron a Jesús, así que yo soy el heredero legítimo de Alfonso XI”.
Así, se llamó a Pedro como Pero Gil, nombre con el que Enrique se referiría a su hermanastro en el futuro.
La guerra se desarrolló y es bien sabido que Enrique llevó las de ganar. En 1366 expulsó a Pedro del país y se proclamó rey. Posteriormente Pedro entró de nuevo en el país aliado con los ingleses, venciendo a Enrique en algunas batallas hasta ser finalmente asesinado tras la batalla de Montiel.
La guerra fue larga, así que dio lugar a muchas alternancias de poder. En una de ellas, Pedro, que era una persona con un innegable sentido del humor, se puede decir que le dio la vuelta a las acusaciones de Enrique.
Apareció por tierras de Jaén, cuando Enrique las dominaba, una serie de caballeros, fieles a Pedro, y que aliados al rey granadino, atacaron Jaén, Úbeda, Baeza y Andujar para saquearlas, y así se declararon, como caballeros fieles al rey legítimo Pedro I.
Uno de esos caballeros fue un tal Pero Gil, que casualidad.
Pero es que probablemente Pero Gil fuera la personalidad que adquiriese el propio rey Pedro para molestar a Enrique en su retaguardia, porque a ver ¿de dónde va a provenir esa persona que era un invento de su propio hermanastro para desprestigiarle?.
Conseguía varias cosas Pedro con ello. Primero, obviamente, hacer que tenga que reforzar la frontera con Granada, tropas que no se enfrentarán a él en otra parte. Además, la aparición del tal Pero Gil, que no existía previamente, es como una forma de hacer ver que son dos personas diferentes, porque el rey no debería estar ahí.
Historiadores como Menéndez Pidal, Luis Suárez Fernández y Juan Regló Campistol, apoyan la idea de identificar al caballero Pero Gil que atacó tierras jiennenses con el propio Pedro I.
Los tratador de Argote de Molina no apoyan esta teoría, no identificando a Pedro con Pero, pero es que seguramente Argote siguió las crónicas de las clases populares, que no podían identificar a Pedro con esa persona que se aliaba con los moros para atacar esas villas, ya que para el pueblo, Pedro era el justo, ya que luchaba contra los nobles, lo que beneficiaba al pueblo. Lo que no podían entender era que Pedro atacaba esas villas porque los nobles que las regían apoyaban a Enrique.
En cualquier caso, si esta teoría es cierta, el Rey Pedro tuvo mucho sentido del humor para tomar un argumento en su contra y usarlo contra Enrique.